Trabajo social en tiempos revueltos

        

        Hoy en día nos encontramos realizando una profesión que nació hace mucho tiempo con el objetivo de modificar las condiciones sociales y personales no sólo de las personas con las que se trabaja sino de la sociedad en la que vivimos, se buscaba desde su inicio un avance importante que permitiera un mayor desarrollo de las personas y de la sociedad, y poco a poco se fue viendo como existían algunos avances en este sentido, pero ¿cómo trabajar hoy por hoy, cuando las condiciones sociales, económicas, sociales y laborales de la población en general van en descenso?¿cómo afrontar desde el trabajo social la crisis actual, cuando carecemos de recursos y los pilares básicos del sistema de bienestar se están desmoronando ante nuestros ojos, arrasando con la mayoría de las personas para y con las que trabajamos?

                Trabajamos en tiempos revueltos, no es la primera vez que el Trabajo Social se enfrenta a este tipo de cosas, hemos crecido como profesión más cerca de las carencias que de los excesos y de estas carencias hemos sabido crear oportunidades para el desarrollo.

                Teniendo en cuenta esto, quizás haciendo un alarde de excesivo positivismo podemos decir que estamos en un momento ideal para volver a desarrollar nuestras habilidades profesionales, retomar viejos conceptos del trabajo  social actualizarlos a las nuevas condiciones y recrear un trabajo social que nos lleve a volver a ser verdaderos creadores de oportunidades, no sólo para los individuos y las familias sino para la sociedad en general y a partir de esta generación de oportunidades alcanzar un cambio social positivo, real y sostenible.

                Esto no quiere decir que debamos como profesionales adaptarnos y sólo ver la parte positiva de este recorte de derechos y de recursos con los que vivimos y con los que tenemos que hacer frente a las necesidades de nuestros usuarios. Es hora de sacar a la luz una de las cosas que más nos identifican como profesionales, nuestra “vena reivindicativa”. Como profesión siempre hemos estado al lado de las personas que sufren la desigualdades sociales y hemos luchado por sacarlas a la luz y modificar las circunstancias sociales para acabar con ellas, quizás por eso siempre que existan desigualdades en el mundo será necesario el Trabajo Social, y dejaremos de ser necesario sin consiguiéramos ese mundo en el que todos tuviéramos las mismas oportunidades para desarrollarnos plenamente.

                Realizar nuestra labor en un momento en el que los recortes sociales y de derechos son algo constante significa evitar a toda costa una vuelta al asistencialismo, seguir con el mismo ritmo de profesionalización y búsqueda de alternativas en el trabajo diario, pero para ello es básico que hagamos una doble labor de concienciación, por un lado a la sociedad en general que debe ser consciente de sus derechos, de los recortes que estamos viviendo y en paralelo a esta concienciación a la población debemos trabajar el empoderamiento de la misma, de tal manera que sepan con claridad que pueden y deben hacer algo para cambiar su situación; por otro lado, debemos usar nuestra posición que en muchas ocasiones es intermedia entre la población y los políticos, para concienciar a estos últimos de lo que supone realmente el no defender  los derechos sociales de la gente y la seriedad que se debe tener a la hora de elegir las políticas sociales, y la importancia que tiene en estos momentos para el desarrollo de la sociedad y para la mejora en general apostar en los servicios sociales de calidad, teniendo en cuenta que apostar en este sentido no es sólo, aunque sea necesario, cuestión de inversión económica, sino que supone una gestión eficaz de los servicios, una mejora en la condiciones laborales de los profesionales y de una racionalización efectiva de los mismos.

                Es básico en estos momentos que compaginemos las acciones cotidianas con acciones a nivel general y de cara a la sociedad, como motor de las reivindicaciones para recuperar y mejorar las condiciones sociales. Estamos en un momento que como profesión debemos volver a poner de actualidad la protesta social, y no, una protesta sin sentido, sino como siempre nos ha caracterizado una protesta con ideas, con soluciones, con alternativas… teniendo como meta siempre la dignidad de nuestros usuarios, de nosotros mismos y por supuesto teniendo como meta y guía la justicia social.

                Porque tenemos la suerte de trabajar en contacto directo con la realidad, por que tenemos la suerte de saber y vivir de primera mano aquellas cosas que nos alejan de la justicia social, aquellas situaciones de desventaja y de marginación que queremos cambiar, por eso ¡hay que actuar!.

Iris de Paz