Hablar para crear

          

      Utilizamos las palabras sin observar el verdadero valor que tienen, y sobre todo sin analizar la repercusión que pueden tener en las emociones y sentimientos de las otras personas. Las palabras son armas mucho más poderosas que cualquiera que se pueda utilizar en una guerra, por que las palabras moldean pensamientos, potencian acciones, pueden hacer que una persona se sienta especial, motivada y llena de energía para conseguir sus objetivos o puede hacer que se sienta en el peor momento anímico de su vida y llevarla a tomar decisiones equivocadas. Con las palabras somos controlados y “puestos en el redil” pero también con las palabras nos hacemos libres, liberamos nuestro pensamiento y dirigimos nuestra vida hacia donde queremos.

                Hablamos, hablamos y hablamos, no paramos de hablar durante todo el día, con nuestra familia, nuestros amigos, con la gente del trabajo e incluso con desconocidos pero, ¿nos paramos realmente a escuchar lo que hablamos?¿Somos conscientes verdaderamente del mensaje que estamos transmitiendo?¿Transmitimos lo que queremos o esclavizamos las palabras a nuestro frenético ritmo de vida y ellas van por un lado y nuestra intención por otro?

                La comunicación es un tema extraordinariamente apasionante, interesante pero al que no le prestamos atención de manera consciente en nuestro día a día y esta es la razón de muchos de los problemas que se dan entre las personas. En la comunicación a parte de las dos partes implicadas, tiene un papel primordial el contenido, y éste se forma con palabras. A veces me pregunto si realmente sabemos utilizarlas, si nos han enseñado adecuadamente a transmitir, emociones, sentimientos y pensamientos, si nos han enseñado el valor que tiene, a apreciar el efecto en los otros. A veces creo que no, y otras veces creo que hemos aprendido demasiado bien como utilizarlas para herir, para crear conflicto, para dañar, pero claro, eso depende de si la balanza se inclina más al optimismo  o al pesimismo, lo que es claro es que podemos mejorar nuestra capacidad para utilizarlas, y para beneficiar a los que nos rodean con ellas.

                Mi propuesta es que en los colegios, más allá de asignaturas de lenguaje, que están muy bien, se trabaje, las emociones, el autoconocimiento y el respeto a los demás, y el reconocimiento de las palabras y el efecto que tienen en los demás. Para los que ya pasamos la etapa escolar, también hay propuesta: ser autodidacta de las palabras, para ello, primero hay que callar para escuchar lo que otros dicen, no sólo sus palabras sino sus emociones, analizar lo que esas palabras hacen en nosotros y repensar bien lo que vayamos a decir a otras personas.

                Quizás encontremos en esta pequeña iniciativa, en las palabras y nuestra manera de usarlas, la clave para cambiar un poco el mundo, o por lo menos el mundo que nos rodea más inmediatamente.

Iris de Paz