Desahuciando la esperanza

          

La vivienda digna es uno de esos derechos que son reconocidos por la mayoría de las Constituciones de los distintos países, entre ellos la Constitución española reconoce el derecho de todos a una vivienda digna, y a pesar de este reconocimiento nunca se ha ido más allá del papel, el cual resiste cualquier cosa que se escribe en él; no se ha podido conseguir que sea una realidad, ya que siempre ha habido personas que no han podido acceder a vivir en unas condiciones mínimas de dignidad.

            Vivir en la calle es una de las situaciones más difíciles en las que se puede ver una persona, verse despojado de un techo y de un espacio en el que sentirse digno y poder realizarse como persona supone un problema emocional difícil de superar y que puede tener influencias para toda su vida.

            En la actualidad estamos siendo testigos de cómo cada día son expulsados de su vivienda muchas familias, viéndose en la calle no sólo personas adultas sino a menores, los cuales viven en el desarraigo y la marginación que produce el verse fuera de sus hogares de una manera mucho más dura que para el adulto. Resulta extremadamente cruel y duro ver estas situaciones tan injustas sabiendo el deterioro emocional que provoca en las personas y saber que la sociedad carece de las herramientas y recursos necesarios para resolver el problema de tantas y tantas familias.

            Es mucho más duro cuando se es además consciente de que a la vez que se echan a la calle a estas familias existen viviendas que no son habitadas, que son acumuladas por la avaricia de los bancos, los cuales tampoco le dan salida. Y a la vez existen viviendas de propiedad pública que están en las mismas condiciones y por la burocracia cada vez más creciente y deshumanizadora las personas que lo necesitan no pueden acceder a ellas.

            Todo esto me lleva a plantearme ¿la falta de vivienda es un problema real o provocado?¿cómo habiendo tantas soluciones al alcance de los que tienen el poder no ponen remedio?¿a quién le interesa dejar a un porcentaje importante de la población al margen del acceso a una vivienda digna?

            Lo que está cada vez más claro es que estas situaciones se dan por que hay a quien le produce ventajas, como siempre hay una minoría que se enriquece a costa de los perjuicios de una mayoría en aumento, y esto es necesario cambiarlo de una vez por todas, luchar por la vivienda digna de todas las personas, por la posibilidad de que cada niño/a crezca en armonía bajo un techo es una lucha de todos y cada uno de los y las que queremos y creemos que otro mundo es posible, las alternativas están, existen, pero no somos los ciudadanos/as los/las que tenemos que ponerlas en práctica, los políticos son los que deben centrarse en la realización de políticas sociales y de vivienda más justas, en la creación y edificación de viviendas para familias en vez de potenciar la creación de hoteles, campos de golf, etc y el poder judicial también debería comprometerse y realizar sentencias más justas cuando deben pronunciarse en casos de desahucios, y ver más allá de lo que deben las familias al banco, valorar la situación por la que están pasando, analizar por qué han llegado a donde están y sobre todo redactar sentencias desde la consciencia de lo que pueden llegar a conseguir esas familias, para ellas mismas y para la sociedad si se les apoya en momentos decisivos y en aspectos vitales como la vivienda.

            Para todo ese proceso es vital ser conscientes de que a pesar de la crisis económica actual y a pesar de la crisis que puedan estar viviendo las familias, éstas tienen la posibilidad de mejorar sus condiciones siempre que se les apoye adecuadamente, por eso desde unos servicios sociales racionales y de calidad habría que apostar por garantizar los derechos básicos a todas la personas, sin cortapisas, mediando entre las personas y las entidades bancarias y reduciendo los trámites burocráticos para acceder a las ayudas.

            En este sentido y buscando la implicación de todos los sectores de la población para la lucha por este derecho básico es importante destacar todos los efectos que puede tener la pérdida de la vivienda en una persona, sentimiento de fracaso, de desamparo, sentimiento de culpabilidad, todos ellos sentimientos que impiden a la persona poder hacer frente de manera óptima a su situación, aumenta su nivel de ansiedad y angustia lo cual dificulta la toma de decisiones de forma eficaz, esto aumenta la sensación de desarraigo físico y emocional que influye directamente en las relaciones familiares que pueden verse afectadas y crear problemas adicionales; toda esta situación se suele dar tras haber perdido también el empleo y con ello la estabilidad de recursos, por lo que pone a muchas familias al borde de la marginación social.

            Siendo consciente de esta problemática es prácticamente imposible no conmoverse ante esta problemática y no entender que la lucha por la consecución de todas las personas de una vivienda digna es una lucha que no debe abandonarse y en la que todos debemos implicarnos, por que como en todos los derechos garantizar el acceso de todos a los mismos es garantizar nuestros derechos y una sociedad más justa.

Iris de Paz